Bienvenida

Un lugar para descubrir «las dedicatorias en las guardas y las anotaciones en los márgenes [...], el sentimiento de camaradería que suscita pasar las mismas páginas que alguien ya ha pasado, y leer los pasajes que alguien, hace mucho tiempo, me ha señalado» (Helen Hanff, 84 Charing Cross Road).

domingo, 16 de septiembre de 2012

Historias de la Mitad del Mundo (VI): la retornada




Cruzando fronteras


Llega de España. Por un mes regresa a su pueblito en la cordillera, a su casa, a su familia. La esperan todos. Muchacha se fue, flaca, sin experiencia de la vida. Allá en España se gana buena plata, le dijeron. Vuelve atildada, ampulosa, bien peinada. Señora.

Caminando por el pueblo la acompaña su séquito. Va vestida de traje claro, resplandeciente estrella blanca en medio de un cielo de lana ocre. Poco importa que lo que gane en España le dé apenas para vivir, que allí lleve grabada en la frente su condición de inmigrante: sinpapeles, sinderechos. Aquí, en su tierra, es una retornada.

Existe entre emigrantes un código de conducta. Un código tácito, del que nadie habla pero todos saben, su tabla de salvación cuando se sienten arrastrados a la deriva. El emigrante nunca puede, nunca debe, confesar su fracaso, nunca admitir que las cosas no le van bien, nunca desear regresar si es con las manos vacías. Porque si lo hiciera, estaría condenando a la zozobra no sólo a sus propios sueños sino también a los de esos otros que no llegaron a emprender el viaje, a las ilusiones de quienes como él ansían un porvenir diferente, de quienes fantasean con una prosperidad que sólo si marchan dejará de estarles vedada.

Así la retornada cumplirá el ritual esperado, la celebración del regreso victorioso. En su gran fiesta dará de comer a todos, habrá alimento para el cuerpo y alas nuevas para el alma. Será quien todos imaginan que es, aunque sea sólo por hoy, sin importar lo que cueste. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario